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Puerto de la Cruz: aquí nació el turismo

Festivalero, porque no todo va a ser música, sol y playa, te invitamos a curiosear por la evolución de una ciudad auténtica que pasó de ser un puerto comercial al centro europeo del turismo, y que hoy se reinventa para convertirse en referente del turismo cultural.

No todos lo saben, pero sin duda Puerto de la Cruz está cargado de historia. Aunque ahora es un destino vacacional ‘alternativo’ que ofrece al visitante del siglo XXI experiencias únicas y originales, este municipio del norte de Tenerife (el más pequeño de la isla con 8,7 km2) fue el lugar donde comenzó el turismo en Canarias en las primeras décadas del siglo XIX.

Hay hasta quienes dicen que esta ciudad siempre fue turística, incluso cuando no existía lo que hoy se conoce por turismo. De hecho, existen indicios arqueológicos ⎼necrópolis y cuevas sepulcrales⎼ que dan testimonio de cómo los aborígenes de la isla, los guanches, se trasladaban a la costa del valle de La Orotava en busca de un clima más agradable para pasar los meses de invierno. Vamos, unos precursores del turismo en temporada alta.

Y es que cuando hacer viajes por el placer de conocer otras culturas paisajes resultaba exótico, ya la espectacularidad del entorno natural, el clima templado y el cielo del Puerto habían llamado la atención de muchas expediciones científicas que en el siglo XVIII y primera mitad del XIX visitaban la isla de paso hacia América, África u Oriente. ¿Sabes por qué? Pues por la cercanía a la que se creía entonces que era la montaña más alta del mundo, el Teide, venerado tanto por comerciantes y navegantes como por viajeros.

Pero el imponente volcán no fue lo único que permitió el desarrollo del turismo en Canarias, y en particular en Puerto de la Cruz, pues sus singularidades geográficas e históricas hicieron méritos para auparlo en el number one de los destinos turísticos por excelencia, desbancando a Madeira y Europa.

Desde las primeras décadas del siglo XIX, y tras la apertura de las aguas del Atlántico al finalizar las guerras napoleónicas, empiezan a llegar a la isla británicos con problemas de salud en busca de un clima que favoreciera mejor sus convalencencias, es decir, un health resort. Y Puerto de la Cruz, por aquel entonces principal puerto de la isla, se convirtió el primer destino turístico de Tenerife y Canarias.

Uno de los descubridores de las cualidades turísticas y curativas del Puerto fue William Robert Wilde, una de las figuras más reconocidas de la medicina en la Gran Bretaña victoriana y padre del escritor Oscar Wilde. Realizó una visita al valle de La Orotava y recomendó Puerto de la Cruz como un destino mejor que Madeira y las rivieras italianas y francesas, lo supuso un espaldarazo propagandístico inigualable a la ciudad.

Pero las vacaciones terapéuticas no eran el único objetivo de los visitantes del municipio en aquella época. También hubo “excursionistas” por ocio o placer. Nos cuenta el historiador Nicolás González Lemus que “en 1848 llegó una expedición de británicos desde Madeira para realizar una excursión al Teide”. ¡Mucho antes que el primer tour organizado por Thomas Cook a los Alpes!

No se podía hablar de un movimiento turístico como el de hoy en día, tampoco Tenerife ni el resto del archipiélago poseían una infraestructura alojativa solvente, y sin embargo ya Puerto de la Cruz contaba con algunos establecimientos hoteleros. La primera fonda de Canarias se abrió allí en 1814 cuando un carpintero inglés arrendó una casa en la calle Zamora para convertirla en el lugar de hospedaje de muchos británicos. Y este fue el origen de significativos proyectos posteriores que empezaron a considerar el turismo como una actividad económica, como es el caso de los hoteles Marquesa, Monopol y Buenavista y el representativo Hotel Taoro.

El más significativo de todos fue el primer sanatorium de Canarias para acoger a los turistas enfermos, el Orotava Grand Hotel, que se abrió el 12 de septiembre de 1886 como primer centro turístico español de ámbito europeo con servicios destinados a proporcionar reposo, comodidad y atención personalizada a visitantes foráneos.

Es a partir de entonces cuando Puerto de la Cruz se consagra como el primer enclave turístico de Canarias. Entre las anécdotas que se cuentan de la época, se dice que en el invierno de 1887-1888 se registró el primer overbooking de la historia del turismo en Canarias, dado el éxito de convocatoria de esta ciudad entre los visitantes británicos.

Puerto de la Cruz vivió entonces grandes momentos. Hoy el turismo ha cambiado pero la ciudad sigue conservando un marco físico y natural exuberantes, un clima templado con veranos cálidos e inviernos agradables, un casco histórico donde conviven tradición y modernidad y una oferta cultural más que atractiva para los que ya no se conforman con pasar las vacaciones tumbados en la playa. 

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