¿Tiene futuro el indie? Si todo lo que no es mainstream es indie, ¿es realmente un estilo musical con una estética definida? ¿Puede un grupo o artista dejar de ser indie? En los últimos años hemos sido testigos del apogeo de esta corriente musical apolítica que se ha valido de los nuevos sistemas de difusión para llegar a un público más amplio y ha colocado en la cúspide de los grandes festivales nombres como Franz Ferdinand, Wilco o Pixies, conviviendo con los de cualquier estrella mundial del pop o el rock. Y todo en un contexto en el que son innumerables los medios de comunicación y fanzines surgidos bajo el paraguas de este género.
Fran Fernández (Francisco Nixon) lo tiene claro: “El indie ha muerto de éxito”. El que ha sido uno de los músicos más notorios de este género en España ⎼el Chup Chup Chup de su grupo Australian Blonde fue un éxito masivo a principios de los 90⎼ confirma el buen momento que vive este estilo musical que, a pesar de su (lógica) escasa presencia en los medios generalistas de grandes audiencias, unido a que la situación actual no propicia la venta de discos y cada vez cierran más salas de conciertos, no solo está más vivo que nunca, sino que se impone y gana terreno en las agendas de los grandes promotores de eventos en directo.
Desde que empezó a gestarse hace unos años, Phe tenía clara su apuesta por la música independiente, un género que gusta a cada vez más personas. Pero ¿qué es realmente el indie? Productores, músicos y críticos nos ayudan a desentrañar a través de sus opiniones y experiencia.
¿Qué es el indie?
Nando Cruz nos cuenta en su libro Pequeño Circo. Historial oral del indie en España (Contra, 2015) que este movimiento surgió en España a finales de los 80, cuando La Movida comenzaba a dar sus últimos pasos. El periodista musical explica que surgió como una corriente contraria a La Movida, aunque en su opinión, la ruptura del indie con lo anterior “fue puramente estética”, motivada por “un cambio de gustos”, recoge El Cultural. Y es que los referentes en el que se fijaban por aquel entonces los músicos eran los grupos del post punk o after punk inglés o en el indie rock americano, lo que no supuso un cisma trascendental: “Con la perspectiva que dan los años yo veo al indie como un sobrino de La Movida que estudió en Inglaterra” (El Cultural).
Lo cierto es que el “gran debate sobre qué demonios” es el indie no es reciente. Nos lo cuenta Carlos Robles, enseñante en secundaria y conocido mundialmente como el cantante de Cabeza Borradora, banda que arrasó en los 90, quien lo vivió en su primera “visita a Inglaterra” allá por el verano del 92: “Recuerdo una portada de esas semanas del NME con David Gedge de The Wedding Present (lo vería en directo por primera vez más de 20 años después en ¡Garachico! cosas de la vida loca canaria) haciéndose esa pregunta ‘What is indie?’. Esto venía provocado porque habían firmado por una multi como RCA y los periodistas británicos, muy dados a clasificar y puntuar todo, se hacían un lío a la hora de meter a la banda en las listas de venta mainstream o indie. Cosas de guiris”.
Robles, también promotor de festivales como OCA, Inspiración Tenerife, Colores, Geografías del sonido, Jazzindance, nos ofrece una definición de este término muy cercana a la del autor de Pequeño Circo. “Lo cierto es que ‘indie’ fue un término que se consolidó en EE. UU. y Reino Unido en los circuitos alternativos de la música popular de aquella época, asociado al auge de los sellos independientes que florecían al margen de las multinacionales, justo antes de la llegada de Internet. Esta coincidencia temporal, en un momento en que esos sellos daban cobijo a la inmensa hornada de bandas que se amparaban en una especie de anticipo del DIY naif, heredero del punk, en el que el guitarreo, la simplicidad rítmica y la lírica intimista en sus más variadas manifestaciones (de Sebadoh a The Jesus & Mary Chain) hizo que indie que, en realidad, es un concepto mucho más amplio, se asociara con un determinado estilo musical, cuando, en realidad, sí puede hacer referencia a una marca estilística, pero que abarca un concepto mucho más amplio”.
El término indie, como ‘independiente’, comenzó siendo una manera, más que una etiqueta, con la que la música podía diferenciarse del mainstream, de la música comercial y de la industria discográfica” (José J. Martín)
José Juan Martín Peña, ejecutor directivo en Lagenda, Guía de Ocio de Tenerife desde su fundación y músico, lo tiene claro: “El término indie, como ‘independiente’, comenzó siendo una manera, más que una etiqueta, con la que la música podía diferenciarse del mainstream, de la música comercial y de la industria discográfica”. Sin embargo, el también autor del blog «musiquero, disquero y tonadillero» ‘Pólvora canaria’ bajo el seudónimo Conache reconoce que a medida que el tiempo pasa, esta definición se vuelve más complicada. “Hoy en día esa línea es un poco más confusa y hay muchos artistas que prefieren no cruzarla. pero evidentemente está ahí. Sigue habiendo sellos discográficos indies, festivales indies y propuestas musicales independientes que aspiran a no sonar nunca en una radiofórmula”.
Eva García Martín, selectora como Eva Olvido de ritmos que van desde el indie al funk, se refiere al término como “un estilo que podríamos llamar ‘moderno’, que engloba géneros musicales que normalmente no escuchan las grandes masas”, razón por la que también suele ser acuñado como “independiente o música independiente”. Seguidora confesa de esta corriente, entiende que existe un nexo de unión entre los que buscan, escuchan y siguen este estilo: “Lo que buscamos determinado tipo de gente son nuevas propuestas que nos pongan los pelos de punta y una de ellas es el indie”.
¿Es realmente un estilo musical, una estética o el cajón de sastre donde va a parar lo inclasificable?
El periodista cultural Víctor Lenore ataca sin piedad el discurso subversivo del indie en su libro Indies, hipsters y gafapastas (Capitán Swing, 2014) y lo describe como la banda sonora del capitalismo global. ¿Es cierto, como apunta Nando Cruz que ahora “el indie parece que es cualquier grupo de chicos blancos con guitarra”? “Es un concepto transversal ⎼responde Carlos Robles⎼, paralelo a otros que ya existían o que surgieron después como ‘Pop’, ‘DIY’, “‘arty’ o ‘underground’. The Velvet Underground quizá fueron el primer gran grupo indie en una época en que el término ni existía, pero cumplen con todas las premisas, si se quiere decir, no de género, pero sí de ‘marca estilística’, que abarca propuesta creativa y actitud estética y ética en la búsqueda de ‘inmensas minorías’, clara herencia del espíritu de las vanguardias”.
Para el integrante, junto a Leyre Cápsula de Las Partículas Elementales, existe un paralelismo paradigmático con otras manifestaciones el mainstream. “Curiosamente, esa marca se adapta bien a las artes populares contemporáneas de difusión masiva (cine, música, cómic, vídeo) no tanto a series artísticas más vinculadas a las bellas artes tradicionales, con la literatura quedando en medio. Tan indie es el director de cine John Cassavetes (quizá el paradigma de la figura creativa indie) como Stuart Murdoch de Belle & Sebastian”.
El que exista indie pop, indie rock, electro indie puede llegar “a ser un poco confuso” a juicio de Eva Olvido, quien sostiene que es consustancial a su naturaleza ya que “desde el momento que el indie se declara un género independiente y no tan comercial, por supuesto que da juego a todos estos términos”, que enarbolan “muchas bandas que no buscan alcanzar la comercialidad pero sí hacer la música que realmente les apetece”.
Otros, como Conache, atribuyen su clasificación al público. “El público del indie es el que es realmente independiente por poder decidir escuchar algo distinto, independientemente de su calidad o del género musical. Quizá el cajón de sastre podría ser el ‘underground’, que casi por definición debe ser independiente, pero más minoritario”. Y añade: “Todos tenemos claro cómo deber sonar un tema si tiene que trepar en unas listas de éxitos. El indie tendría que ser justo lo contrario”.
¿Llega un momento en que un grupo o artista deja de ser indie?
Entonces, si el indie es lo contrario a lo comercial, cuando un grupo o artista encabeza las listas de ventas o llenan los grandes recintos de conciertos ¿deja de ser independiente? “Sí, puede ocurrir, pero sería la demostración de que, en realidad, nunca lo fueron y que, probablemente, aprovecharon la ‘marca’ para darse un lustre que interesa en determinados momentos (a veces es más fácil lanzar una carrera desde ese presunto lado minoritario”, nos comenta, crítico, Carlos Robles, y apunta a Coldplay como “un caso de libro”. Igual opinón, aunque más positiva, nos ofrece Eva Olvido, para quien “algunos sí dejan” de ser independientes “y algunos también pasan a formar parte de artistas de masas y más comerciales en algún momento de su existencia”. ¿La razón? “Creo que es muy golosa la fama y para los indies también”.
Algunos grupos y artistas indie pasan a ser más comerciales; es muy golosa la fama y para los indies también” (Eva Olvido)»
José Juan Martín habla de una especie de impostura que dan los grandes sellos discográficos a la música que hacen los grupos. “En su momento, Dover fueron engullidos por el mainstream. ¿Fueron peores sus temas cuando sonaban en radiofórmulas? Supongo que una vez que una multinacional pone las manos sobre el producto musical, se ha acabado la independencia. Pero no creo que sea del todo cierto. De la misma forma encontramos hoy en día grandes sellos como Sacred Bones o Warp que a pesar que su enorme potencial de ventas, siguen pareciendo estar al margen de la industria cuando en realidad es esa la industria que yo consumo. Es un mundo diferente, pero es el mismo”.
El futuro del indie
Dentro del auge del indie, ya han surgido las inevitables voces que auguran su fin. ¡El indie ha muerto! Y empieza el debate… “Siempre habrá artistas que no pertenezcan a las corrientes mas populares”, defiende Eva Olvido, por lo que sí vislumbra futuro a esta corriente: “Habrá artistas y bandas que continúen haciendo propuestas independientes. Quizás pasarán a llamarlos de otra manera, pero eso siempre estará ¡y menos mal que existe!”.
El músico y editor José Juan Martín suscribe el pronóstico de Eva Olvido. “Tiene que existir ese otro mundo. El indie es inevitable, y hoy en día cualquier propuesta musical emergente es indie, a no ser que la construyas a propósito, por ejemplo, con la mala idea de que sea canción del verano, o enfocando para que deba sonar en un disco de Gran Hermano. Mientras haya indie seguirá habiendo una oportunidad para la buena música. O eso espero”.
Sin el indie no podríamos entender a Katy Perry, ni Rihanna, ni tan siquiera a propuestas tan aparentemente alejadas como Pxxr Gvng en España” (Carlos Robles)
Carlos Robles, articulista lagendario desde hace más de 10 años en el blog ‘Ampliación del campo de batalla’, aporta al debate una visión integradora, con éxito o no. Así, vislumbra para el indie “un futuro como parte integrada, y ya naturalizada, a la vez que fundamental de la cultura contemporánea”. En su opinión, está claro que “sin el indie no podríamos entender a Katy Perry, ni Rihanna, ni tan siquiera a propuestas tan aparentemente alejadas como Pxxr Gvng en España”. “Con el indie ocurrió como con la cultura pop o la publicidad (como brillantemente nos enseña Mad Men), se integraron (si le tomamos prestada la dicotomía apocalípticos/integrados a Umberto Eco) para pasar a formar parte de nuestro modo de relacionarnos con la cultura, el arte, e incluso para marcar nuestras propias relaciones sociales”.
Dominante o alternativo, elitista o comprometido, parece claro que el indie está de moda y cuenta con un apoyo mediático y de público nunca antes alcanzado. Cuestión de gustos.